martes, 24 de septiembre de 2013

Un día en medio de mi desesperación decidí arrancarte de mi corazón. Incluso llegué a inventar chicos ficticios que me distrajeran de tu presencia, pero siempre estabas ahí, tan fuerte, tan presente y tan pendiente que al llegar a casa no me quedaba de otra que llorar, morder la almohada y resignarme a tu existencia, fuerte e inmutable.

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