martes, 24 de septiembre de 2013

Te odio. ¿Te odio? Ojalá.
No.
Ahora que lo pienso no debo.
El odio es un sentimiento tan fuerte.
La idea es no sentir nada.
Indiferencia, sí, eso es lo contrario al amor.
Pues diré entonces que me sos indiferente desde ahora.
¿Me crees?
¿Por qué me importa si me crees? Se supone que ya no existís.
Fallé.
Un día en medio de mi desesperación decidí arrancarte de mi corazón. Incluso llegué a inventar chicos ficticios que me distrajeran de tu presencia, pero siempre estabas ahí, tan fuerte, tan presente y tan pendiente que al llegar a casa no me quedaba de otra que llorar, morder la almohada y resignarme a tu existencia, fuerte e inmutable.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Sos vos, sos quien me inspira tantas cosas buenas y malas. Me hacés sentir feliz y a la vez confundida, sos quien me trata bien en un día y al otro ni me conoce y entonces me pregunto si es alguna clase de juego retorcido del cual disfrutas mientras yo me retuerzo de dolor.

Porque duele, seguramente para vos no es más que diversión inofensiva, pero acá, yo, siento en el fondo de mi alma un vació que no se llena con nada ¿cómo llenar algo que solo vos podés llenar y a la vez sos el único causante?